SOBRE EL PROYECTO DE INTERCAMBIO ARTESANAL...



Esbozo histórico de la confección artesanal de los mixtecos.


La diversidad geográfica y climática de esta región ha dado como resultado una variedad en la indumentaria tradicional. La vestimenta de los mixtecos de la Costa de Oaxaca consiste, para la mujer: en una enagua hecha a base de tela tejida con algodón y teñida con extracto de caracol de colores vivos con tonalidades purpúreas, mandil hecho a base de tela de algodón, un huipil hecho a base de tela de algodón y bordado a mano, y una faja con la que se sostiene la enagua. Andan descalzas y tienen un peinado especial que consiste en una especie de trenza anudada en la frente. En los hombres es común usar calzón (pieza parecida al pantalón en la usanza mestiza) hecho a base de tela tejida en telar de mano, el kotón (parecida a la camisa en la usanza mestiza) hecho también en telar de mano, sombreros de lana y huaraches de piel. La indumentaria entre los mixtecos de la Costa representa un acervo maravilloso de expresión artística, heredada de muchos siglos antes de la conquista española, en donde el arte textil indígena de todo nuestro país alcanzó un alto desarrollo. Sus técnicas complicadas y los bellos motivos estilizados que decoran los vestidos, dejan ver rica tradición que se niega a desaparecer aún con la sustitución por telas y decoraciones de importación. 

La indumentaria es un elemento muy importante para la identidad y la cultura de todos los pueblos. En el caso de los mixtecos, la vestimenta ha sufrido cambios significativos y pérdidas a lo largo del tiempo. Aunque desde épocas pasadas, todas las prendas se han tejido en telar de cintura. La variedad de climas y el aislamiento de las distintas subregiones de la Mixteca redundaron en una diversidad de colores, adornos y estilos de los trajes típicos de los indígenas, al igual que en la manera de portar algunas prendas.

Tal es el caso del pozahuanco, el cual en algunos pueblos es más vistoso y elegante que en otros (por ejemplo, el de San Pedro Jicayán)- y el calzón masculino: en ciertas comunidades se lleva ajustado, mientras que en otras, acampanado. En la forma de vestir y en el habla, la gente de la región de la Costa reconoce de inmediato a qué pueblo o comunidad pertenece cada persona.

“En los últimos 100 años, hubo varios atentados contra los trajes típicos mixtecos. El primero de ellos se remonta a finales del siglo XIX. En el año de 1896, cuando las relaciones entre las etnias de la Costa estaban muy tensas, el juez, con el fin de amortiguar el conflicto, prohibió el uso de la vestimenta indígena en toda el área. La medida provocó desesperación y desorientación entre los hombres y las mujeres que eran encarcelados por el delito de usar su propia indumentaria. Tiempo después, en la época de la castellanización forzada, hubo autoridades municipales que reprimieron el uso de la ropa tradicional, considerándola relicto de un pasado arcaico. Finalmente, según Josefa González, del Centro Coordinador Indigenista de Jamiltepec sugirió el uso de una especie de mandil para las mujeres mixtecas de la Costa, que hasta ese momento no cubrían sus pechos. Desde entonces, las mujeres se ponen el mandil cuando van al mercado, viajan a otros lugares o reciben visitas de extraños que no entienden o no respetan sus costumbres, pero cuando están a solas con su familia, se despreocupan de usarlo” (tomado de http://cdi.gob.mx/monografias/contemporaneos/mixtecos).
 
Para la confección de los vestidos, los mixtecos de Pinotepa Nacional utilizamos el algodón blanco, y en algunos casos también empleamos el algodón pardo o “cuyuchi”. Para la elaboración de la vestimenta, es imprescindible la utilización del huso y el telar de cintura.






EL TELAR Y EL HUSO.

El huso.

Se compone de dos partes: un palo de madera de aproximadamente 30 cm terminado en punta y un trozo semiesférico de barro, que se ensarta con la parte redonda hacia abajo. Este contrapeso, el malacate, está a veces adornado con dibujos geométricos.


Las mujeres sostienen el huso entre los dedos de la mano derecha y lo hacen girar con el pulgar y el índice. La parte más delicada y difícil del trabajo es obtener los primeros centímetros del hilo, que se desarrollan en el extremo superior del huso. Después el hilo va creciendo rápidamente y devanándose alrededor del palito. Las hilanderas llevan al cabo sus demás quehaceres sin cesar de mover el huso con los dedos de los pies, ya que están siempre descalzas.

El telar

Llamado comúnmente “telar de cintura” consta sólo de unas piezas sueltas de madera con distintas funciones. Para lograr una madeja del largo necesario, la mujer enrolla el material alrededor de dos estacas plantadas en el suelo; tiene que cruzar los hilos más o menos a la altura de las dos terceras partes del largo total. Amarra los extremos de la madeja a dos palos. Con una cuerda sujeta el palo de arriba a un horcón de la “enramada”. Ata el otro con una correa a su propia cintura, a modo de que mientras teja, sentada en el suelo, mantenga tensos los hilos con el peso de su cuerpo.

Ordena cuidadosamente los hilos de la urdimbre en dos capas sobrepuestas entrecruzadas, operación muy delicada de la que depende la uniformidad de la tela. Mete entre el enjulio inferior y el cruce de los hilos una tablilla de madera delgada y afilada, la espalda, que aprieta los hilos de la trama cuando la tejedora la jala con fuerza hacia sí, y también separa la de los hilos de la urdimbre cuando la pone vertical. La separación es indispensable, ya que la bobina es un palito sobre el cual se enrolla el hilo. Para mantener constante la anchura, usa una tablilla; conforme la tela va creciendo, la enrolla sobre el palo inferior.

Las telas que producimos tienen una limitación: la anchura. La tejedora, con la correa del telar amarrada a la cintura, no puede alcanzar con lo brazos mucha amplitud. El ancho más cómodo para tejer es alrededor de los 60 centímetros, en lo que respecta a las técnicas no hay limitación alguna. 
Así como la lengua, los trajes típicos mixtecos se han conservado mejor en la Costa. Con el propósito de abaratarlos, la gente ha introducido algunos cambios en su confección: en el tejido de las prendas femeninas ya no se utilizan hilos elaborados a mano sino de fabricación industrial. Sin embargo, algunas personas aún cultivan el algodón blanco y pardo con el objetivo de tener materia prima para la elaboración de las prendas con material natural.

En algunos casos, los huipiles, en lugar de tejerlos en el telar, se confeccionan con manta comprada y se bordan a mano con hilos de colores, casi siempre de menor calidad que los elaborados con el telar de cintura. Además, esta prenda femenina se ha simplificado: actualmente es más angosta y menos larga; por otro lado, los bordados día con día son más toscos. El sombrero, por lo general tejido con palma y de ala corta, es una prenda inseparable de los hombres. Por su parte, las mujeres continúan usando rebozo. En algunas zonas, como la Costa chica, las mujeres ya no utilizan necesariamente rebozo, salvo en algunas temporadas de frío.





 

 

 

  

NUESTRAS ARTESANÍAS.

A CONTINUACIÓN UN ESBOZO DE LAS ARTESANÍAS QUE LOS MIXTECOS DE LA COSTA ELABORAMOS.

Tejidos con telar de cintura para diferentes usos (sa’ma nda’a). Artesanía que, como su nombre lo indica, se elabora con una de las técnicas ancestrales conocida como "telar de cintura"; dependiendo del tamaño, puede ser utilizado como tortillero, tapete decorativo, cobertor de electrodomésticos, caminos de mesa, manteles, etc. Los hay en diferentes tamaños, colores y grabados.














Blusas de manta, bordadas a mano con chaquira o con hilo de colores, o sobre listón
Artesanía elaborada con tela de manta y bordados con diferentes técnicas.



















Montura para animales de carga (tayu kiti sana).

Artesanía elaborada con madera de árboles de la familia de las Burseráceas, comúnmente conocidos como copales, su principal uso es para el transporte de la leña, mazorcas del maíz, y otros productos agropecuarios. También es muy útil para transportar personas de un lugar a otro. Como elemento decorativo del ambiente residencial es muy apreciado, sobre todo si el tema de la decoración es lo campirano. Los hay en varios tamaños y acabados. El modelo de la foto es de aprox. 60 cm.

También elaboramos utensilios para cocina (palas de madera) en diferentes tamaños:

Bandeja multiusos (tako'o)

Artesanía en acabados rústicos, el proceso de producción consiste en seleccionar y cosechar el fruto de esta planta perteneciente a la familia de las cucurbitáceas, bajo un cuidadoso proceso de cocimiento, curtido, partido en dos y secado de manera natural. Sirve como recipiente para tomar agua, como dulcero o frutero, en fin, como vasija multiusos.




Vasija para cargar líquidos (tia'a)

Artesanía elaborada a partir del fruto de una planta trepadora o rastrera, el cual también tiene un proceso de producción idéntico a las sonajas y jícaras. El principal atractivo de este tipo de artículos es la variedad de tamaños y formas que la madre naturaleza nos regala para nuestro deleite. Se usa primordialmente para llevar consigo líquidos, como el agua.
El modelo de la foto es de tamaño pequeño, aprox. como de 10 cm.

Sonajas, jícaras y portaplumas (chiti tuyachi)

Artesanías hechas a base del fruto maduro del árbol conocido localmente como “jicaral” (Crescentia cujete). Tiene un proceso de producción parecido al de la bandeja (tako’o), aunque en este tipo de artesanías no se pierden de vista los detalles, puesto que los grabados representan su principal atractivo, aunque también existen algunos que no cuentan con ellos y por tanto representan menor dificultad para su elaboración.








Bolsos de mano o de hombro (yunu)

Esta artesanía ha tenido una larga historia en la concepción y evolución de sus características: inicialmente fue diseñada para que el hombre cargara en el hombro sus artículos necesarios para la jornada laboral (comida, frutos, granos, etc.), al pasar de los años y ya entrado los primeros del siglo XXI, se consolidaron pequeños bolsos de mano para las mujeres, siguiendo primordialmente la tendencia de las modas femeninas actuales. Se elaboran una gran variedad de bolsos, tanto para hombres como para mujeres, de diferentes materiales y tamaños.







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